Íntimamente relacionada con el amor está la atracción hacia la belleza. En un nivel, esta atracción se manifiesta en el amor por la majestuosidad y diversidad en la naturaleza, en el impulso a expresar lo bello a través de las artes y la música, y en el aprecio que se siente por la elegancia de una idea o una teoría científica. En otro nivel, la atracción por lo bello subyace en la búsqueda del orden, significado y trascendencia en el universo.
La sed de conocimiento nos impulsa a buscar una comprensión más profunda de los misterios del universo y de la infinita variedad de los fenómenos, en los planos tanto visibles como invisibles. Dirige también la mente a lograr una comprensión más completa de los misterios del propio ser. Orientado por una visión de belleza y perfección, el individuo que esté motivado por una sed de conocimiento se aproximará a la vida como un investigador de la realidad y un buscador de la verdad.